
Me enamoré de él porque era todo lo contrario a como yo me imaginaba que sería el hombre de mi vida. No era muy guapo, ni muy alto, ni muy inteligente, tampoco era deportista ni tenía un cuerpo de escándalo. La verdad es que no era muy divertido, ni demasiado cariñoso y ni siquiera le gustaban las películas de amor. Pero chica, qué quieres que te diga, tenía un "nosequé", que qué se yo...y cuando me sonreía, me volvía loca.
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